Escrito por: bruno.hauenstein7, el:08/06/2020
La vitamina C, también conocida como vitamina antiescorbútica o ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble imprescindible para el desarrollo y crecimiento. Ayuda a reparar tejidos de cualquier parte del cuerpo, formando colágeno en el caso de las heridas o subsanando el deterioro en huesos o dientes. Además la vitamina C podría ayudar a curar resfriados comunes.
También funciona como antioxidante, contribuyendo a prevenir el daño de los radicales libres. Estos radicales libres son moléculas que se producen cuando el cuerpo descompone alimentos o frente a la exposición del humo del tabaco y la radiación. Son los causantes del envejecimiento, y pueden ser factores que propicien enfermedades como el cáncer, la cardiopatía o la artritis.
El ácido ascórbico favorece la recuperación del cartílago a través de la formación de colágeno y permite el funcionamiento normal de huesos, dientes, encías, piel y vasos sanguíneos. Debido a esto la vitamina C es fundamental para deportistas y personas con amplio daño en tendones y ligamentos, ya que estas estructuras son las que deben soportar la carga del peso corporal y tienden a lesionarse cuando se exige al cuerpo.
El déficit de vitamina C produce una alteración en el crecimiento óseo, dolor en las articulaciones, dolor óseo, debilidad muscular, fatiga y una pobre respuesta a las infecciones. De hecho, el debilitamiento de ligamentos y articulaciones puede terminar en dolores crónicos por la alteración en su funcionamiento.
Esta carencia de vitamina C a niveles patológicos puede producir escorbuto, un empobrecimiento de la sangre, cuyos síntomas son hinchazón, hemorragias en las encías y dolor articular.
La suplementación de un gramo de vitamina C diariamente es una buena recomendación para pacientes que no evidencian una mejora en sus dolores articulares y musculares. Como esta vitamina no puede ser sintetizada, debe ingerirse a través de alimentos o de suplementos alimentarios y requiere ser consumida diariamente para tener verdadero efecto.
Las frutas y los vegetales son la fuente mayoritaria de vitamina C. Entre las frutas que contienen mayor cantidad de esta vitamina podemos mencionar los cítricos como el kiwi, mango, papaya, piña, fresas, sandía o melón. Por otra parte, los vegetales con mayor cantidad de vitamina C son el brócoli, la coliflor, los pimientos, la espinaca, la papa o los tomates.
La vitamina C también se puede encontrar en varios suplementos vitamínicos, entre ellos, los multivitamínicos, aunque también se suele encontrar de manera individual.
La vitamina C previene el escorbuto y sería también eficaz en la prevención de algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Estimula al folículo capilar para promover el crecimiento del cabello, y evitar la resequedad y puntas abiertas, gracias a que el cuerpo absorbe mejor el hierro al consumirla.
El consumo diario de esta vitamina ayuda a fortalecer las uñas desde adentro hacia afuera, promoviendo su crecimiento y dureza para mantenerlas sanas.
Actúa en defensa contra los rayos UV, aunque sigue siendo necesario el uso de protector solar. También, ayuda a difuminar manchas y daños hechos por el sol gracias a que reduce la cantidad de melanina producida en la piel.
Gracias a que ayuda a absorber el hierro de mejor manera, la vitamina C aporta energía al cuerpo y hace que la piel se vea más despierta, colorida y energizada.
El cuerpo necesita vitamina C para producir elastina y reemplazar el tejido dañado. Esto se aplica a cualquier herida como moretones, cortadas y marcas de acné, logrando reducir la rojez, desinflamar y limpiar la tez.
Con su alto contenido de antioxidantes, combate los radicales libres, responsables del envejecimiento, y ayuda a reconstruir los tejidos de la piel desde su profundidad además de eliminar arrugas y otras marcas de la edad.
La caspa bloquea la raíz del cabello lo cual puede ocasionar que el cabello no crezca o se caiga con facilidad. La vitamina C se encarga de combatir esta bacteria y evitar que regrese, gracias a sus propiedades antivirales.
Mejora la circulación en la piel logrando que los productos se absorban de mejor manera y manteniendo una correcta hidratación. Así, la dermis genera un brillo y resplandor característico de una piel saludable.
Forma parte del proceso de producción de carnitina. La carnitina es una molécula famosa por transportar los ácidos grasos a la mitocondria donde se transforman en energía, logrando una mayor quema de grasa.